top of page

Diez años lejos de casa: Una madre española criando sola en UK

  • Foto del escritor: LP
    LP
  • 23 abr
  • 3 Min. de lectura

Hace diez años metí mi vida entera en una maleta. Recuerdo cómo me temblaban las manos al cerrar la cremallera, como si ese gesto significara mucho más que marcharme: era dejar atrás todo lo que conocía, todo lo que me hacía sentir segura. Me vine a Reino Unido con poco más que ilusiones y miedo. Muchas ilusiones.


Entonces no era madre. Aterrizar aquí fue como aterrizar en otro mundo. El idioma, el clima, la comida, las costumbres... todo era extraño. Me costó encontrar trabajo, me costó hacer amigos, me costó sentir que pertenecía. Pero de alguna manera, poco a poco, empecé a construir algo. Un hogar desde cero. Una vida, aunque a veces solitaria.



maternidad en reino unido


Ser madre sin red: modo supervivencia ON

Y luego llegaron mis hijos, dos soles pequeñitos que me cambiaron para siempre. Ser madre ya es un reto inmenso en cualquier circunstancia, pero ser madre lejos de tu tierra, sin red familiar, sin tus padres para ayudarte un domingo agotador, sin tus amigos para pasar a tomar un café mientras los niños juegan... es otra cosa. Es vivir con un nudo en el pecho constante. Es sentirte rota y entera a la vez.


Criar sin tribu te convierte en una mujer de hierro, aunque por dentro estés hecha de agua. He aprendido a calmar fiebres con una mano mientras envío correos de trabajo con la otra. He llorado sola en la cocina porque no podía más, porque el cansancio me aplastaba. Nadie viene a tocarte el timbre con un tupper de lentejas o una tarde de desconexión. Aquí, la maternidad es muchas veces un acto de resistencia.


Y en medio de todo eso, está la parte más silenciosa, la que menos se ve: la mujer que soy más allá de la madre. Encontrar tiempo para mí, para cuidarme, para simplemente existir sin tener que dar, atender o resolver, es una lucha diaria. Hay días en los que ni siquiera me reconozco en el espejo. Me he perdido muchas veces por el camino. Me he dejado en listas de tareas eternas, en mochilas escolares, en noches sin dormir. Y sin embargo, poco a poco, estoy aprendiendo a no olvidarme. A reservarme aunque sea diez minutos. A decirme que yo también merezco mi espacio. Porque ser madre no debería significar desaparecer.


Un regalo inesperado: el amor que me encontró lejos de casa

Pero en medio de todo ese caos y aprendizaje, la vida me regaló algo inesperado. Encontré al amor de mi vida. A mi compañero de camino. Al hombre que no solo me sostuvo en mis peores momentos, sino que también se convirtió en el mejor padre que podían tener nuestros hijos. Él no solo está: él es. Es presencia, es ternura, es compasión, es apoyo. Juntos hemos creado este pequeño mundo imperfecto pero lleno de amor. Y eso lo cambia todo.


Reino Unido me ha dado mucho. Libertades, oportunidades que quizás no habría tenido en España. He conocido personas generosas, otras madres que también se sienten solas y con las que hemos creado pequeñas redes improvisadas. A veces, ese café rápido en el parque es lo único que me salva el día.


No hay día que no eche de menos mi tierra. El olor del pan recién hecho de las panaderías de barrio, el olor a candela en el pueblo. El bullicio de mi familia en una comida de domingo. La certeza de que, si te caes, hay brazos que te sostienen. Aquí si caigo, tengo que levantarme sola… aunque ahora, al menos, tengo una mano que me ayuda a incorporarme.


Ser madre en otro país es reinventarse a diario. Es reconstruirte mil veces. Pero también es descubrir que dentro de ti hay una fuerza inmensa. Y que incluso lejos de casa, una puede aprender a florecer. Sobre todo, si floreces acompañada.

1 Comment


tania5.la
Apr 24

Que bonito, hoy sin tú saberlo has hecho mi día un poquito más fácil. Me siento muy identificada con todo lo que has vivido, desde los nervios cerrando esa maleta, ser mamá sin red de apoyo hasta encontrar al amor de tu vida. Gracias por compartir tu historia 🫶🏻

Like
bottom of page